Cogí la cámara con manos temblorosas.
no para capturar la perfección, sino para presenciar el desenfoque.
Mis imágenes comenzaron donde el lenguaje me falló:
en el caos silencioso de la ansiedad, en la suave violencia del recuerdo.
Nunca tuve como objetivo superarme a mí mismo.
En cambio, me volví hacia mis propias fracturas,
y deja que la lente descanse suavemente sobre la inquietud,
sobre la luz parpadeante entre la ciudad y el mar.
El océano, con su ternura y crueldad,
Habló a algo antiguo dentro de mí.
Y así lo seguí—
trazando ondas, sombras y silencios como fragmentos de pensamiento.
Ahora, como SAGE,
Trabajo con fotografía, sonido, vídeo y forma material,
Explorando la frontera porosa entre el dolor y la libertad.
Cada imagen no es una afirmación sino una pregunta.
Un espacio donde podrás encontrar, aunque sea por un momento, tu propio reflejo.

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